Cámara de cajón. Cómo funciona (1ª parte)




La cámara con la que se hace la foto es parte también de la imagen obtenida. Una misma fotografía hecha con una cámara digital de gama alta, una compacta, una Harinezumi, una réflex de carrete, una TLR de hace cincuenta años o una cámara de madera de principios del siglo XX luce totalmente distinta siendo el mismo encuadre. También depende del soporte (negativo y tipo de negativo, papel, digital...), del revelado (analógico o digital RAW), de los líquidos, del positivado... El medio en el que se muestra la imagen también es parte de la imagen y le añade un significado.

Recuerdo cuando probé la Holga y la Diana. Aunque la empresa que las comercializa las tiene enfocadas a un tipo de fotogafía demasiado casual y a un público joven, utilizándolas con miras artísticas ofrecen unos resultados muy dignos, tal como hemos visto en este blog. Aparte de modas más o menos pasajeras y del glamour informal que le quieren adjudicar, estas cámaras ofrecen unas posibilidades creativas tremendas. Es el encanto de lo imperfecto. Puestos a profundizar más en este tema y después de probar cámaras antiguas de distinto tipo me decidí a construir una.


Consideraciones previas

Una de las condiciones que me impuse desde el principio fue que debía ser lo más sencilla posible. Es decir, que conectara directamente con la esencia de la fotografía: escribir con luz, pero con la menor cantidad de artificios. La luz entra por una lente que la dirige a un soporte sensible. Y se acabó. Por otro lado, uno de los inconvenientes de las cámaras de formato grande es que los negativos se llevan en chasis intercambiables. Los chasis tienen un tamaño considerable y en cada uno sólo entran dos negativos. Así, para hacer diez fotos tienes que cargar con cinco chasis, aparte de la cámara y el trípode. Como transportar todo eso es tedioso, pensé que todo lo necesario para hacer fotos debería ir dentro de la cámara y sin la limitación de los chasis. Luego veremos como me las apañé para llevar más de cincuenta negativos con el mínimo peso posible y protegidos de la luz. Por otro lado, quería que los objetivos fueran intercambiables y no limitarme a una sola distancia focal, esto me daría mayor libertad creativa. En resumen: sencillez, portabilidad y la posibilidad de hacer muchas fotos en una salida sin llevar demasiados trastos.


La cámara



La cámara es cuadrada. Tiene 19 cm de anchura/altura y 48 de largo. Tanta longitud viene dada precisamente para poder enfocar con comodidad y guardar dentro todo el material sensible sin tener que sacarlo al exterior. Cuando hablé con el carpintero le dije que tenía que abrirse por distintos sitios y que las piezas debían ser fácilmente desmontables para arreglarlas o modificarlas según fuera necesario. Todas las partes que abren y cierran están provistas de trampas de luz para que el interior sea totalmente oscuro cuando se esté operando la cámara.

La cámara abierta para poder acceder a todas sus partes con facilidad.


La línea roja indica las trampas de luz para sellar el interior de la cámara

La parte trasera viene preparada para acoplarle una pequeña manga de tela opaca. Decidí no ponerle la enorme tela negra que lleva este tipo de cámaras, ya que sería una incomodidad más a la hora del transporte. Su reducido tamaño me permite mirar por ella para enfocar y, cuando he de operar dentro, al meter el brazo por el agujero, que viene fruncido con un elástico, la luz no pasa. Para cualquier otra cosa, o para enfocar con mayor comodidad, la parte trasera se abre. La manga de tela es de polipiel y se ajusta fácilmente a la cámara con otro elástico.

Parte trasera cerrada


Parte trasera abierta

Hendidura para colocar la manga de tela opaca

Manga de tela acoplada mediante un elástico

Al introducir la mano para operar se bloquea el paso de luz por la parte trasera

La parte delantera también es abatible y tiene dos guías para colocar los objetivos. Los objetivos vienen acoplados a láminas de madera de 15x12,5 cm. La primera versión de la cámara venía con una sola guía, lo que permitía colocar únicamente un objetivo. Pensé que sería más útil tener varias guías para poder colocar en una de ellas un objetivo, en otra un filtro, en otra el obturador, etc.

 La parte delantera se abate para poder cambiar de objetivo fácilmente

 Estas guías permiten insertar los portaobjetivos

 Insertando un portaobjetivo

Ampliando la idea original

Ya sin contar con el carpintero me decidí a fabricar las guías extra. He de decir que de carpintería lo único que sé es el nombre de las herramientas. El resto es improvisar. Pues improvisando y equivocándome muchas veces por fin conseguí construir algo. Hay que reseñar que no se trata solo de pegar maderitas, sino que la pieza final sea totalmente opaca a la luz y que no haya ni un solo hueco por donde se cuele hacia dentro. Pues eso... después de varias horas ya tenía las guías.

Guías adicionales para poder añadir más objetivos, filtros, etc.

Colocando las guías adicionales

Las multiples guías me permiten colocar el objetivo, un filtro y el obturador. O bien combinar dos objetivos, o bien sustituir el obturador por una tabla que haga sus funciones (mayor sencillez).

Añadiendo un trozo de cristal ahumado a modo de filtro de densidad neutra

Añadiendo un obturador mecánico de una cámara antigua

En vez del obturador mecánico se puede utilizar una tapa de madera para exposiciones mayores de un segundo

Lentes

Con respecto a las lentes, y siguiendo el principio de máxima sencillez, me pregunté dónde encontrar lentes baratas y simples. Lo primero que se me vino a la cabeza fue una lupa. Allá que me fui al chino más cercano y me traje algunas lupas de distintos diámetros y distancias focales. La más barata a 60 céntimos y la más cara a un euro y medio. Las lupas son lentes convergentes que enfocan la imagen que les llega a una determinada distancia focal. Pues eso mismo. Les corté el mango y embutí el cristal en las tablitas portalentes que tenía. Calculé la distancia focal y la apertura de cada cristal. El proceso es muy sencillo, aunque después no me sirviera para nada, como veremos en su momento. La focal es la distancia que hay desde el centro óptico de la lente hasta el punto donde la imagen de un objeto situado en el infinito se enfoca en un plano. Para calcular eso basta hacer lo que todos hemos hecho de niños con la lupa: intentar quemar algo concentrando los rayos de sol. Una vez que el sol se vea nítidamente enfocado se mide la distancia a la lente y ya está. La apertura, o sea, el número f/, lo sacamos dividiendo la distancia focal por el diámetro del cristal. Así tengo una lente de 195mm de focal y una apertura de f/3.2 y otra de 130mm y el mismo número f/. Tengo más, pero aún no las he probado. Con estas cifras la profundidad de campo es escasa y las aberraciones ópticas del cristal le dan a la imagen un encanto especial. Por este motivo, el centro de la imagen aparece enfocado y conforme nos desplazamos hacia el exterior esta se va difuminando de manera irregular.

 Portaobjetivos con obturador y diversas lentes

Tengo otra lente que promete unos resultados espectaculares, pero en el momento de escribir este artículo estoy pendiente de probarla. Se trata de una lente de una ampliadora de condensador. Es un cristal planoconvexo, como si cortásemos el cristal de una lupa longitudinalmente por la mitad. Si lo ponemos de un lado se comporta como un ojo de pez, pero si lo ponemos de otro lo hace como una lupa normal pero con unas aberraciones todavía más pronunciadas.

Lente condensador extraída de una ampliadora

El enfoque

Uno de los puntos críticos. La lente ocupa una posición fija, por lo que la parte móvil es la pantalla de enfoque. La pantalla de enfoque es un plastico translúcido. Lo elegí en vez del cristal por seguridad. Tenía que buscar un sistema que me permitiera mover la pantalla adelante y atrás de la manera más sencilla y con una sola mano.

Un plástico translúcido sirve como pantalla de enfoque

 Pantalla de enfoque montada en su soporte

Dos pequeños muelles, uno a cada lado, fijan la pantalla de enfoque

La pantalla se desliza por el fondo de la cámara. Un par de guías impiden que se salga de su camino. Una goma elástica, atada en su parte delantera, arrastra la pantalla de enfoque hacia la lente. Una tanza, atada a su parte trasera y de la cual tiro yo con la mano, desplaza la pantalla de enfoque hacia atrás. Una vez encontrado el lugar exacto, la tanza se fija en el exterior de la cámara y la pantalla queda anclada. Para aquellos que no lo hayáis visto nunca, la imagen enfocada aparece boca abajo e invertida en espejo.

Aquí aparecen resaltadas las dos guías que impiden que la pantalla de enfoque se salga de su camino

Una goma elástica arrastra constantemente la pantalla de enfoque hacia el objetivo

 Por detrás, una tanza sirve para tirar de la pantalla de enfoque y contrarrestar el efecto de la goma elástica


La tanza tiene salida al exterior de la cámara

Una vez la imagen enfocada, la tanza se fija con un par de vueltas en el soporte

Vista de la pantalla de enfoque con la imagen enfocada


Colocar el material sensible y disparar

La cámara se puede usar con negativos de tamaño 9x12 cm o bien con papel del mismo tamaño. De momento estoy utilizando papel, ya que los resultados son todavía más imperfectos. El papel fotográfico, una vez expuesto y revelado, produce imágenes negativas.

La pantalla de enfoque es abatible, es decir, se puede plegar hacia detrás. Como hemos visto, está fijada al soporte de madera con dos muelles.

Los papeles vírgenes están almacenados en una caja de cartón totalmente opaca a la luz que va fijada en el interior de la cámara. Una vez enfocada la imagen el proceso es el siguiente:

 1.- Cerrar el obturardor


2.- Meter la mano por la parte trasera


 3.- Bajar la pantalla de enfoque


4.- Sacar un papel de la caja

5.- Colocar el papel sobre la pantalla de enfoque usando las guías


6.- Levantar la pantalla de enfoque

7.- Con la otra mano, abrir el obturador el tiempo necesario para la exposición


8.- Cerrar el obturardor


9.- Bajar la pantalla de enfoque

10.- Retirar el papel

11.- Colocar el papel de nuevo en la caja

12.- Subir de nuevo la pantalla de enfoque

La caja portanegativos

Es una caja de cartón. Concretamente una caja de papel Ilford modificada para hacerla totalmente opaca. Dentro de ella caben hasta 50 negativos/papeles, lo que permite bastantes disparos en un día.

Caja sin modificar

Básicamente le he colocado una tapa abatible que se abre de abajo hacia arriba. Importante que sea así, y no al revés. De esta forma, cuando la abres y sacas el papel, la tapa cae por su peso y no corres el riesgo de dejártela abierta.

La caja modificada. Hay que cuidar las trampas de luz en el cierre y en todos los resquicios

La caja va pegada al interior de la cámara mediante velcro. El papel hay que meterlo a oscuras y con la parte sensible orientada hacia dentro. El papel virgen se coge de la parte interior y una vez expuesto se coloca en la parte exterior.

La caja cargada de papel

Los papeles sin exponer se extraen de la parte interior

Una vez expuestos, los papeles se introducen en la parte exterior

Una lámina de plástico separa los papeles sin exponer de los expuestos

Hasta aquí la parte operativa. Todo hecho en modo ensayo/error, por lo que he tenido que modificar varias cosas antes de llegar a este diseño. Tal y como he explicado aquí, la cámara es totalmente operativa y bastante cómoda a la hora de trabajar con ella, dentro de lo cómodas que pueden llegar a ser este tipo de cámaras. Como indiqué al principio, la idea es llevarlo todo dentro y una vez que dispares levantar el trípode y moverte a otro sitio sin tener que transportar nada más.

Continuar con la segunda parte

Publicado por Antonio Montesinos.

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