sábado, 11 de septiembre de 2010

Fotografiar del natural (IV) - La técnica




La técnica

"Los descubrimientos de la química y de la óptica amplían nuestro campo de acción; a nosotros nos corresponde decidir cómo aplicarlos con el fin de perfeccionar nuestra técnica. Existe, sin embargo, un verdadero fetichismo desarrollado en torno a la técnica fotográfica. Esta debe crearse y adaptarse, únicamente, para realizar una visión; es importante en la medida en que debemos dominarla para que nos devuelva lo que vemos; lo que cuenta es el resultado, la prueba de certidumbre que deja la foto. Si esto no fuera así, no pararíamos de describir todas las fotos fallidas que sólo existen en el ojo del fotógrafo.

Nuestro oficio, el oficio de reporteros, sólo cuenta con una treintena de años; se ha perfeccionado gracias a unos aparatos pequeños y fácilmente manipulables, dotados con objetivos muy luminosos y gracias a películas de grano fino, muy rápidas, a las que se ha llegado por las necesidades del cine.

Para nosotros la cámara es un instrumento y no un bonito juguete mecánico. Basta con sentirse cómodo y tener la certeza de que esa es la cámara que conviene para lo que pretendemos hacer. El manejo de la cámara, del diafragma, las velocidades, etc., tiene que ser un acto reflejo, como cambiar de velocidad en un coche, no hay nada que comentar acerca de estas operaciones por complicadas que sean; se enuncian con precisión militar, en el manual de instrucciones que proporcionan los fabricantes junto con la cámara y su funda de piel de vaca.

Hay que superar ese estadio, al menos en las conversaciones. Lo mismo cabe decir en el revelado de las pruebas. En la ampliación, hay que respetar los valores de la toma o, para restablecerlos, modificar la prueba según el espíritu que ha prevalecido en el momento de la toma. Hay que restablecer el equilibrio que el ojo establece continuamente entre una sombra y una luz, y por ello los últimos instantes de creación cinematográfica transcurren en el laboratorio.

Siempre me ha divertido la idea que determinadas personas tienen de la técnica en fotografía, un gusto inmoderado por la nitidez de la imagen. ¿Es pasión por lo minucioso, por el acabado, o acaso esperan que ese
trompe-loeil se ajuste mejor a la realidad? Por lo demás, estas ideas están tan alejadas del verdadero problema como lo estuvo aquella otra generación que envolvía con un flou artístico todas sus obras".

Henri Cartier-Bresson (1952)

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